2013-02-08

El Maguey es como la raíz de nuestra tierra y el pulque su sangre, una sangre que debería seguir alimentándonos

Yadira Arteaga Miranda

Cuentan los ancianos que la Luna era muy celosa de todas y cada una de sus hijas las estrellas, y por lo mismo les tenía estrictamente prohibido pisar la tierra de los hombres para que ninguno profanara su belleza. Pero había una en particular que le encantaba pasear en la tierra y abandonaba constantemente su casa, el cielo. Amaba ver el campo, las flores, a los pájaros cantar. Con el tiempo se aventuró más y empezó a conocer a los hombres. Vio que penaban y sufrían, pero al mismo tiempo nunca dejaban de trabajar, se dio cuenta que amaban y sonreían, que lloraban, pero aprendían a superar sus penas… eso la llevó a amar a los humanos.
Un día ella estaba cantando y bailando feliz del lugar que había encontrado, pues era un santuario de mariposas y hasta ese entonces nunca las había conocido, de repente sintió que alguien la tomó del hombro, corrió asustada por las advertencias de su madre, sin embargo al ver que era un joven y que no se veía peligroso se calmó, entonces él caminó hacia ella y le preguntó:
-¿Cómo te llamas?
-Mayahuel-. Tímida le respondió
-Yo me llamo Mixtli.
Ella se quedó mirando al joven durante un buen rato, hasta que él se aventuró a hablar de nuevo.
-¿Sabes?, dicen que las mariposas son sinónimo de trasformación, sin importar que en un principio se arrastren por el suelo. Cuando llega el momento correcto, en el tiempo correcto, suelen transformase en las bellas criaturas que estamos viendo.
-¿Crees que eso aplique para todos?- Le respondió intrigada.
-Creo que si tienes la suficiente fuerza de voluntad para no darte por vencida, aún cuando pienses que estás en el peor momento de tu vida, en el momento correcto y en el tiempo correcto te transformarás en una mejor persona si eso es lo que decides.
Mixtli se despidió, ella lo miraba contemplativa, las cosas que le dijo y lo que había visto ese día le llevó a pensar que tal vez su madre estaba equivocada; ¡no todos los hombres son malos!
Ellos siguieron frecuentándose y al tiempo el amor surgió. Eran felices pero tenían que tener cuidado de que su madre no los descubriera, por ese motivo Mayahuel le pidió al petirrojo que cuando ella se acercara, Mixtli pudiera saberlo con sólo mirar al pajarito. Se encontraban frecuentemente y el petirrojo era testigo de su amor.
Sin embargo la fatalidad estaba planeada para la pareja desde el momento en que se conocieron, Mayahuel bajó distraída como tantas veces del cielo y no se percató de que su madre la seguía.
La Luna estaba llena de ira al ver que su hija sonreía con un humano, se dirigió violenta hacia ella y miró al hombre con un instinto asesino. Le pidió al cielo que dejara caer un rayo sobre él y en el acto murió; pero la Luna no estaba conforme con eso tenía que deshacerse de la deshonra familiar y decidió hacerlo con sus propias manos.
Los dioses observaron el destino de los amantes y decidieron juntar los huesos y enterrarlos en la tierra fértil, cuando lo hicieron los huesos de ambos les transmitían el amor que sentían por la tierra y la angustia que les producía ver a los hombres sufrir.
Pasado un tiempo los dioses quisieron ver qué había producido la tierra fértil y los huesos. Se sorprendieron al ver una pequeña estrella verde, contentos con el resultado idearon un nombre para tan mágica estrellita y decidieron que se llame Maguey.
Desde entonces el Maguey ofrece alivio pasajero a las personas que saben trabajarlo, les ofrece aguja y sus pencas para condimentar su comida; como una bella metáfora florece una vez cada 20 años como símbolo de amor incondicional y al terminar de florecer muere, de esa manera no podemos olvidar la historia de Mixtli y Mayahuel que se amaron sinceramente.
Aún hoy se dice que si vas con la persona que amas y vez un petirrojo en tu camino es señal de un amor casto, profundo y verdadero.
La feria del pulque de Ocampo y el torneo de rayuela surgió en el 2006 como una iniciativa del entonces comité de la fiesta regional Cristo Rey para dar realce a la fiesta que año con año se celebra en su comunidad y como una preocupación de que algo tan valioso y con mucha historia, como el pulque, se esté perdiendo.
La exhibición pretende aportar una revaloración y recuperación del pulque como patrimonio cultural y además aspira a no perder el tradicional juego de rayuela.
Este año rinde homenaje a las personas que siguen el trabajo de tlachiquero y los reseñaré brevemente.
La señora Alejandra Cornejo Álvarez de sesenta y dos años, narra que su padre esperaba tener un varón para poder enseñarle el oficio, sin embargo conforme fue creciendo le enseñó el trabajo del campo y la labor de raspar el Maguey para elaborar pulque, cuenta que esa enseñanza es tan provechosa, que ahora que es viuda, su trabajo le sirve de sustento. Ha desarrollado tanto su talento que puede distinguir si el pulque está agrio, fuerte o suave sólo por el olfato, dentro de las cosas que más me llamaron la atención de su narración es que lleva más de veinte años sin probar la bebida. La señora Alejandra finalizó su relato al decir que el pulque representa su trabajo y se siente orgullosa del mismo porque sabe que es un oficio que pocos saben hacer y son aún menos las mujeres que se dedican a ello.
Don José Pérez Cerón cuenta que para él es un legado de generación en generación, sin embargo se encontraba renuente a hacer la labor. Con el paso de los años fue reconciliándose con ella y reconoció el valor que tienen sus conocimientos y la importancia de que esta práctica no se pierda. Sin embargo le preocupa la creciente industrialización, ya que se han ido perdiendo las tierras donde se cultivaba el Maguey, por esta causa se ve amenazada tanto la tradición como su oficio. La mayor satisfacción que le ha dado dedicarse a la producción del pulque es el contacto y convivencia con la naturaleza y en particular con el maguey, conocer sus secretos y todo lo que a éste le rodea. Su visión de negocio le ha permitido saber aprovechar este recurso natural para otras actividades, por ejemplo la venta de la penca para diferentes estilos de barbacoa.
De lo que más rememora el productor es la venta de 300 litros para una fiesta particular, lo considera una de sus mejores ventas.
Como ya mencioné esta feria no sólo trata de rescatar la tradición milenaria de beber pulque; ambiciona que los jóvenes conozcan acerca de la historia, cultura y tradición. No sólo de la bebida, también del juego de Rayuela, dónde son las personas de la tercera edad las que enseñan cómo jugarlo.
Agradezco sinceramente al comité organizador por toda la información recabada y por permitirme fotografiar algunas partes del evento.

 Publicado en el suplemento cultural nº 13 de revista Propuesta #189

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