2015-07-15

Par de ases

César Rubén Mata Valadez





As uno: Luis Melchor Acuña




 Fig. 1 Fase lunar
Mascarones de papel modelado y patina.
En el fondo Visiones de la muerte
Papel modelado y patinado.
Luis Melchor Acuña
En estas entrevistas presentamos al artista plástico Luis Melchor Acuña quien ilustró la segunda publicación de editorial Propuesta: Al silencio de las rocas de Bersaín Lejarza Abelleyra el autor de este poemario. Por motivos de extensión exponemos un resumen de ambas entrevistas con el fin de presentarles la trayectoria de este par de ases.

César.- ¿De dónde nace la inquietud por hacer este tipo de dibujos?
Luis.- La inquietud viene de esas ganas de expresar vivencias a través de la tinta. Soy un enamorado del claroscuro. Me encanta ver cómo la tinta en sus tonos aguados y líquidos, se van haciendo más oscuros en la medida que agregas este material espeso. Me encanta ver cómo esas líneas dramáticas van llenando un plano en blanco. Ese es el origen y obviamente tiene que ver con estados vivenciales de mí ante esta sociedad.
César.- He notado que algunas imágenes tienen una carga emocional bastante fuerte. La mayoría de éstas son muy expresivas. ¿Cómo es que puede lograr darle todos estos matices?
Luis.- Algo que acabas de exaltar es eso, que son imágenes fuertes. Curiosamente encajan dentro de estos poemas de Bersaín porque tienen esa carga dramática, emocional, psicológica. Hay imágenes que las miras y de inmediato te enfocas a sus ojos, sus manos. Generalmente muchos de estos dibujos muestran las manos, pueden revelar alegría o mucha furia. No dudo que nuestro estado emocional pueda convertirse en un demonio, en un ser que pueda causar daño. Esta imagen (fig. 2) que data de principios de los noventa evoca un estado emocional en el que estoy tocando fondo. Unos días más tarde de que haga este dibujo salí de la ciudad de México y dejé la carrera de escultura durante un año. Así me trasladé a Tabasco a la ciudad de Tenosique, y de ahí a mi tierra a curar mis males.
César.- ¿Usted es de Oaxaca Verdad?
Luis.- De la ciudad de Oaxaca. Yo me veo como un ser de transición, creo que todos lo somos de un modo u otro, yo vivo hasta los cuatro, casi cinco años en la Mixteca Baja, tradición de costa y sierra, de ahí es mi madre. Por razones familiares mi madre nos lleva a la ciudad de Oaxaca y ahí vivo toda esa condición provinciana y colonial. Nací en las faldas de Cerro del Fortín, en una calle llamada Boca del monte, donde curiosamente desarrollo mi infancia. No teníamos una casa propia pero mi padre nos llevaba rentando de aquí para allá, así crecí en vecindades de esa zona. De ahí me traslado a la Ciudad de México en el año ochenta y seis, un año después del temblor del ochenta y cinco, llego a la Ciudad de México a estudiar la carrera de escultura en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado llamada La Esmeralda. Ahí ya me invade esa vida citadina, de hecho aquí hay dibujos, que cuando ustedes lleguen a tener este poemario en sus manos…
César.- Es el dibujo donde un señor es absorbido por la ciudad.
Luis.- Sí, aquí hay una imagen de un personaje que va como en caída libre. (Fig.3) Como intentando detenerse pero no puede, va cayendo a un abismo. Las ciudades las veo como grandes abismos y también como grandes lugares de protección. La imagen no es muy antigua, quizá tenga unos tres años que la hice. Pensaré yo, desde mi punto de vista que la realizo, ¿qué va a pasar con él? No sé, algo que tenga hacer la imagen ahí cuando caiga. Pareciera ser esa profecía que se está cumpliendo: todas las comunidades rurales tienden a esa ideología de ser ciudad. Yo no lo entiendo aún y no lo quiero entender. Quisiera hacer una retrospectiva y decirle a la gente: détente, quédate como provincia, quédate como campo, sigue esa trayectoria. La ciudad en realidad a lo que te va a llevar es a lugares muy yermos, porque la ciudad es una gran comedora, son grandes centros donde llega el alimento, pero esa ciudad a veces no reflexiona de dónde viene eso. Tiene que venir definitivamente del campo. Creo que por eso evoco las cuestiones dramáticas de la ciudad.César.- Si no existiera el campo, no existirían las grandes ciudades.
Luis.- Seguramente. Hay una canción de Pablo Milanés y José Martí donde se habla sobre Cuba por ahí dice: Éramos una visión, / con el pecho de atleta, / las manos de petimetre / y la frente de niño.
Éramos una máscara, / con los calzones de Inglaterra, / el chaleco parisién, / el chaquetón de Norteamérica / y la montera de España.
El indio, mudo, / nos daba vueltas alrededor.
Empieza hablar de todo eso que absorbe la ciudad, y sigue en uno de los versos: y se iba al monte, / a la cumbre del monte, / a bautizar a sus hijos. Habla de ese hijo, pero esa creatura es la ciudad, porque él es el que genera el alimento de esa ciudad y hay un tanto ese reclamo. Las ciudades tienen su razón de existir, pero puede llegar un momento en que se colapsen.
César.- Hay una pregunta que tengo en la mente, veo que la mayoría de sus dibujos reflejan la muerte, por ejemplo en la portada del libro tiene un fondo de calaveras. Platíqueme ¿cómo es que usted está tan familiarizado con esto?
Luis.- La muerte para mí tiene un simbolismo muy importante, porque para mí la muerte es el futuro, el futuro de todos nosotros. Estoy ligado a la muerte porque pareciera que desde que nací me he dado cuenta que me he intentado morir. Tuve problemas para nacer; después una infección terrible en el estómago, me acuerdo que se me estaban deshaciendo los intestinos, vivíamos en un estado muy difícil de miseria; después me atropellan a los trece años, tuve una sensación maravillosa, que voy a narrar aquí: me desprendo de este cuerpo, no sé qué es lo que se desprenda, no soy muy religioso quiero confesar, y sentí el placer más grande que he tenido; nada comparable con comer, ni tener sexo que estar desprendido de algo pesado que es el cuerpo. No quería regresar, yo nada más lo veía ahí tendido. Un extranjero lo sacudía y me decía en inglés como que regresara, no le entendía, capto otra vez mi cuerpo y un terrible dolor. Entonces reviso eso, siempre he estado ligado con la muerte. Estoy seguro que todos los días que me levanto hago honor a la vida y a la muerte.
César.- Me gustaría también preguntarle ¿cuál es el ambiente en el que se siente más libre cuando trabaja? Me refiero al material.
Luis.- Es una pregunta difícil, me gusta el modelado, definitivamente soy escultor. Me gusta el modelado pero que tenga un buen sustento de dibujo. No le veo una fórmula inversa, un buen dibujo te lleva a un buen modelado expresivo. Me volví escultor porque un día mi padre me dio una enciclopedia, me muestra los griegos y me impactan, pero después me pongo a observar que hay algo impresionante de los griegos, sus obras son tan matemáticas que las hace inexpresivas. Me inquieta mucho la expresión y digo para mis adentros: tienes que ser más expresivo. ¿Qué me da la expresividad? Practicar el dibujo y vaciar esa capacidad lineal y psicológica en las piezas, todo está ligado.

As dos: Bersaín Lejarza Abelleyra

En esta segunda parte de la entrevista localicé a Bersaín, el autor del poemario, quien nos recibió en la oficina de Propuesta cultural, quien no esperaba que lo abordara con grabadora en mano. A través de las preguntas que le hice, fue cediendo un poco más sobre el origen de la segunda edición.

César.- ¿Por qué al silencio de las rocas?
Bersaín: Originalmente se llamaría Poemas de holocausto, se descartó porque se podría confundir con textos de la Segunda Guerra Mundial, así que tentativamente se me ocurrió nombrarlo Nada y Nadie en vivo desde el café Baudelaire. Sin embargo, Javier Peñalosa, quien prologó el poemario, durante la corrección me sugirió que lo nombrara Al silencio de las rocas, un verso del poema Grises horizontes.
César.- El segundo título que se te ocurrió ¿lo puedes repetir?
Bersaín.- Nada y Nadie en vivo desde el café Baudelaire.
César.- ¿Por qué un nombre tan rimbombante?
Bersaín.- Resulta que el último poema de esta publicación tiene como personajes a Nada y a Nadie, ellos son personajes que realmente existen en nuestra realidad. Cuando se ha hecho algo malo alguien siempre pregunta: ¿Quién fue? Y generalmente contestamos que Nadie, lo culpamos para salir del paso, y bueno, no quería dejar solo a este personaje, por eso también refiero a la señorita Nada quien cuando tenemos un vacío existencial nos hace compañía.
César.- He notado que en esta segunda edición te acompañó en la ilustración Luis Melchor Acuña ¿cuál fue el motivo?
Bersaín.- Tuve la fortuna de conocer el trabajo de Luis Melchor en una exposición en La veranda y vi que tocaba temas oscuros, así encontré una afinidad con su expresión, por eso con el tiempo lo busqué para ver si me hacía el favor de ilustrarme el poemario, a lo que accedió.
César.- Fíjate que cada imagen se ve afín a cada poema, ¿te costó trabajo posicionar las imágenes con los poemas?
Bersaín.- Como ya conozco el contexto de los poemas solamente fue observar las ilustraciones y poco a poco irlas relacionando en el diseño. En realidad no costó trabajo porque existe un lenguaje común hacia lo oscuro, lo lúgubre.
César.- ¿Cuánto tiempo te tardaste en escribir? Escuché tras bambalinas que empezaste en 1996 pero no cuándo concluyó el proyecto.
Bersaín.- El poemario lo escribí de 1996 a 1998 de los cuales en la primera edición quedaron cuarenta y seis y en la segunda cuarenta y dos poemas. Se debe a la autocrítica que a lo largo del tiempo me impidió publicar sino hasta diciembre de 2010 con Aldebarán, aquí en Tepeji, con la expectativa de que el lector saboreé desde la primera página hasta la última.
César.- La autocrítica es buena porque así escogiste los que más te gustaban para darlos a conocer a la gente. Ahora bien, ¿de todos estos poemas tienes alguno con el que te sientas cercano?
Bersaín.- Más que sentirme cercano con algún poema, me siento cercano con las condiciones socioculturales. El proceso creativo se fue dando en una década donde los jóvenes éramos catalogados como la Generación X pues nuestro futuro era indeterminado, también me identificaba con el movimiento cultural gótico, fueron gente excluyente de quienes apreciaban expresiones culturales oscuras. En esa década hubo gran afluencia de revistas como: La Mandrágora, Tinta negra, Carmin Vampire, Sangre y cenizas, etc., así como colectivos como el Ritual Project donde tuve oportunidad de leer mis primeros borradores. Las circunstancias fueron determinantes, aparte de empaparme de la lírica de los poetas malditos, descubrí al austriaco Georg Trakl, pero en una época donde internet era accesible para la clase privilegiada, así que indagué en el internet de mi época: La Biblioteca de México, ahí solía irme de pinta para buscar más de este poeta. Al final no tuve que inventar los poemas que me habría gustado leer de Trakl. De todos estos poemas no considero que ni uno sea mío, fueron dictados por dichas circunstancias socioculturales. Tal vez de esta selección que se ha publicado me gusta todo, a pesar de mi autocrítica, que hasta ahora me hace y me sigue haciendo dudar si algún punto o una coma deban continuar. No dudo que en una tercera edición vuelva a corregir.
César.- Así que piensas publicar una tercera o quinta edición.
Bersaín.- Considero que las habrá, lo que no aseguro es que sean idénticas unas de las otras. El último poema es un tanto lúdico por la graciosa idea de experimentar con el humor.
César.- ¿Podrías compartir este poema que es tan especial?
Bersaín.- Café Baudelaire / Hay una noche lluviosa / fuera del café Baudelaire, / tres veces repica el reloj, / la neblina tortura el olfato. / Un mesero muestra los dientes / cuando Nadie le ha metido el pie. / Nada se anima a tocar el piano / desde que en duelo desafinó. / Sin ser visto, / pido la cuenta y salgo a la calle. / Nada, no cantó para mí. /
En comparación a los demás poemas es el reflejo del siguiente material, quiero despegarme de la temática oscura por salud mental. En 2015 quiero explorar otros caminos, escribir algo más alegre para burlarme un poco de todos pero más de mí. Quizá se titule Teatro de las espinas, no lo sé.
César.- Dijiste que era más alegre pero lo leíste de una forma melancólica. No te creas, de todas formas cambia el panorama en cuanto a los otros poemas. ¿Tienes algo qué decirle a la gente para que conozca más sobre esta publicación?
Bersaín.- Pues si les interesa el género de terror o están buscando un poema para dedicar con toda su corrosión a alguien les recomiendo que de febrero a marzo busquen Al silencio de las rocas en sus puestos de periódicos o en Facebook, donde nos pondremos en contacto contigo.
César.- Bien pues esto es todo y los dejamos con una probada de lo que leerán a partir de este mes.

*Entrevistas  realizadas en 11-02-2014.

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